Lucha

Es curioso. 


Me recuerdo hace algunos años con los dedos rotos y el corazón entumecido de la batalla por la que le hice pasar. Recuerdo mi estado de ánimo y esa sensación de que yo era como un tumor que le había salido al mundo en uno de sus costados. 
Hoy, lejos de reírme de aquello o pensar (como se suele hacer) que fue algo de lo que reírse en un futuro, sigo sintiéndo el desasosiego de vez en cuando, en días como hoy, en los que parece que el viento, de tan fuerte que pasa, lo revuelve todo en la memoria.

Nadie supuso que yo iba a sobrevivir con mi corazón roto y ese roce de la muerte en mi espalda, infectándose a diario. Hay cosas que no tienen explicación y por las hay que agradecer mas que preguntarse por qué ocurren así.Muchos pensaran que peco de soberbia al plasmar mi felicidad con tanto ahínco, pero no lo es. La vida sigue siendo dura y a veces insensible.


Tengo ataques de ira por no poder ser mejor persona, una linterna de emergencia porque a veces el camino se oscurece y no vaya a ser que me pierda, una familia a la que no veo hace años y todos esos momentos perdidos, un horario infernal y muchas mas otras cosas no tan bonitas como las que suelo escribir aquí.

Tengo mil espinas clavadas aun. Si.

Pero también un corazón de vuelta con el que poder luchar contra ellas.